fotografía Ricardo Santonja
La sencillez del programa funcional y la amplitud de la parcela permiten que el edificio sea resuelto en una única planta, dejando espacio libre para una futura ampliación que será acometida cuando se consolide el entorno residencial que lo rodea, todavía en construcción.
Esta condición propicia la investigación sobre la idea de un sistema repetible, transportable a otros lugares, de crecimiento sólo limitado por la superficie de solar disponible. Un sistema que pueda llegar a reconocerse como una imagen corporativa, capaz de responder a diferentes entornos y topografías.
El programa da la clave para el desarrollo de la idea: paquetes compactos de consultas y salas de espera intercaladas, concebidas como sustracción de aquellas; vacío de programa que permite la construcción de transparencias que configuren el alzado.
La operación busca su rotundidad en una construcción escueta, lógica y sin alardes. Se trata de una arquitectura mínima, que se posa en el terreno y se identifica como un único gesto.
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